...

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La fe de la cortesana
Intoxícame con tu amor
con tu plenitud,
hazme adicta a ti,
que mi pensamiento
y todo mi ser giren en torno a ti
a tu belleza
a tu cabeza
a tu espada
a tu fruta

Y si digna no soy castígame
úsame ultrájame!
Si no te merezco entonces
para qué existir?!

Agárrame y no tengas piedad de mi!
pues después de todo
mi vestido rojo es para atraerte
mis labios para besarte,
mi boca para comerte
mis ojos para mirarte

Son manos las mías para tocarte
mi existencia para adorarte.
y mis piernas para correr a ti!

Tan ínfima soy, al lado tuyo
mi señor, pero mi amor a ti es lo más!
y lo sabes cuando te pienso
cuando te extraño, cuando grito callando

Cuando envidio al vecino que te ora
cuánto lo envidio..
Cuando odio al ateo y al que insulta tu nombre
hasta que mis uñas rompen
mis palmas con sangre...
O cuando tengo celos de las monjas que contigo se casaron
¡Y celosas como yo hay pocas!

Y te pido por favor
mátame, mátame, mátame,
señor de este universo y de los otros
dueño de mi vida y de la que de mí sale.
Si no soy merecedora de tu vista
Si no pago el último cuadrante
o me resbalo en el camino de la navaja
¿Por qué no me destruyes?
Si soy imperfecta, ¡hazlo ya!
porque si algo deseo en esta vida es servirte
mirarte, tocarte, sentirte,

Este trozo de carne te ama y sábelo
tanto te ama que el amor me mata solo
que si no te apareces ahora frente a mi prefiero morir..
¡Prefiero morir!
¡Que prefiero morir!

Que
si no te apareces ahora frente a mi prefiero…

Que si no…

Que, si…

Que…




© Amador Gracián