...

8 views

Ocaso.
Pálido cual rosa rubor al anochecer, el tímido empíreo cubierto hasta los pies duerme entre sábanas negras, de letras llenas, y se oculta tras el papel, donde pacientemente mi prosa mece sus hojas, como un sauce que da sombra antes de perecer.

Como esclavo, vivo relegado tras un muro de adoquín, puro y manso en un segundo escribo versos dónde esculpo el aleteo de un colibrí, mi fino llanto moribundo por la pena que apenas se alcanza a oír.

Cuerdas tensas cuelgan firmes de manos de querubines, dando forma al halo dónde exhibes uno a uno mis oscuros pecados, atrapados por tu rímel, y siempre tras las rejas desde fuera me sonríen, pues he sido declarado culpable del mismo crimen.

© Kalashnikov