Estás ahí...

Puedo sentir
derramándose
el café de tu mirada
sobre el nacar
virginal de mi lienzo.

Sonrio; e imagino
a través de tu pestañear
el iris entusiasmado
corretear por los reglones
del poema con fervor
con ansias de encontrarte
reflejado entre los versos.

Las niñas de tus ojos
pasean con altivez
en libertad absoluta,
titilantes, eufóricas,
sobre el cristal digital
se reflejan dilatadas.

No exagero si digo
que puedo intuir
la calidez de tu aliento
a unos cuantos
nudos náuticos
del lugar donde
me encuentro,

Pero tan solo
a una milésima
de segundo
corazón adentro.
aunque guardes
cariño mío
sepulcral silencio.

El verde jade de
mis dos acantilados
irradia felicidad
cuando tu alma
acaricia entre versos
la mía, oculto tras
la negra oscuridad.

En la oquedad que habita
la cavidad torácica
pecho adentro
chapotea a latido vivos
el corazón indefenso.
Estás ahí... Lo sé,
lo presiento.

Puedo sentir
como se abraza
a kilómetros de distancia
el índigo de tu fragancia
a la misma vida sin tocar.
Sentirte emocionado respirar
y todos tus sentidos ígneos
vibrar tras ese frío cristal.

Abro en canal mi pecho,
Acurruco en mi alma
tras este humoso velo
con ternura e impunidad
tu agitado y atrayente palpitar.

No temo decir que
por amor te consiento
dejándome profanar
en este lugar sagrado
que custodia el sentimiento.

Juro por Dio vida mía
que no miento.

Estás ahí...
No preguntes porque
al otro lado del cristal
tu sombra aérea presiento
queriendo a toda costa hallar
la fórmula correcta
Para salir a mí encuentro.

No tardes vida mía, aquí
sabes que te espero.

Isabel Peña.

© Alma Gitana 𖥞 ojos Jade