Relato

Llegaste a mi vida un tiempo atrás, cuando mi corazón estaba ocupado y me viste reír, me viste llorar, me viste morir y me ayudaste a sanar. Juré que nunca más volvería a amar pero...

Hoy me desperté con una sonrisa en los labios, pensando en ti. Pensando en lo feliz que soy a tu lado, en lo mucho que me has dado, en lo poco que te he pedido. Pensando en cómo llegaste a mi vida, sin prisa, con tanta calma, sin prometer nada, sin interrumpir nada. Pensando en cómo me abriste tu corazón, sin excusas, ni preguntas. Pensando en cómo me regalaste tu compañía, en las tardes con tazas de café que se volvieron madrugadas.

Pensando en cómo me miras, cómo me hablas, cómo me tocas, cómo me besas. Pensando en cómo me escuchas, cómo me entiendes, cómo me apoyas, cómo me amas, aún sabiendo que no podré amarte de la misma manera. Pensando en cómo me respetas, me valoras, me admiras, me animas. Pensando en cómo me pides que no cambie ni una milésima de mi ser, ni por ti ni por nadie jamás, porque aunque yo me crea descompuesta, rota o incompleta muchas veces tu me crees perfecta.

Pensando en tí, me siento una fortuna. Y solo quiero decirte: gracias, amor, por ser y estar sin esperar nada...

Gracias por enseñarme que el amor no duele, ni para quien lo da, ni para quien lo recibe; todos lo merecemos y no tiene que ser correspondido al instante tal cuál, el que ama de verdad, solo ama sin presionar.

He comenzado a quererte, aunque no sé si un día te llegaré a amar, sí te prometo que no te podré olvidar.

Te propongo un pacto. Tu me sigues amando sin decirlo y yo me voy enamorando sin comentarios y sin TE AMO, para que nunca termine lo que ya hemos comenzado, que hasta hoy hemos mucho disimulado.

©F4our