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Los matices de la rabia
Hay una rabia ancestral.
Una forma de ira latente, que reposa y se retuerce como magma en las entrañas de las almas despiertas.
Como un animal agazapado, esperando revelarse.
Que se desliza flemática por la sangre; estoica y decidida en su fin, heredándose de generación en generación.
Que no es destructiva, sino por el contrario, transformadora y agente de cambio.
Que se activa ante la injusticia, lo inhumano, que sufre y supura a la par de las heridas del mundo.
Agarrá tu rabia y convertila en acción, revolución, arte, grito o abrazo.
Liberala para que se escuche alta y clara, impregnada en cada esquina e impulsando a otras voces.
Para que rompa y sane la deuda sangrante de los antepasados.
Y se vuelva un trazo ineludible de las líneas que retratan nuestra Historia.
© Dafne A.L
Una forma de ira latente, que reposa y se retuerce como magma en las entrañas de las almas despiertas.
Como un animal agazapado, esperando revelarse.
Que se desliza flemática por la sangre; estoica y decidida en su fin, heredándose de generación en generación.
Que no es destructiva, sino por el contrario, transformadora y agente de cambio.
Que se activa ante la injusticia, lo inhumano, que sufre y supura a la par de las heridas del mundo.
Agarrá tu rabia y convertila en acción, revolución, arte, grito o abrazo.
Liberala para que se escuche alta y clara, impregnada en cada esquina e impulsando a otras voces.
Para que rompa y sane la deuda sangrante de los antepasados.
Y se vuelva un trazo ineludible de las líneas que retratan nuestra Historia.
© Dafne A.L
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