...

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El caballeru ensin llanza
La sangre hierve, los,
tabores; golpean, mi ideal
destrozado
mi mundo soñado, desacrado,
toda la ilusión de un niño
el reino de una princesa,
la decadencia del principado.

Me voy a alzar sin vergüenza
algún día cuando no pueda,
seguir sujetando la bandera de la inocencia, yo
que no tengo lanza
que no tengo voz, que solo tengo palabras
y a nadie que las escuche...

Dolor, martirio, mutatio
mutilado, rostros de cera derretidos
un sol negro que todo lo eclipsa
y no es del pueblo;
un odio antiguo de vieja ignorancia,
¿no voy a ser yo la cruzada
que como el que encarnó Jerusalén, con máscara
si suerte hay?

La música de la gloria
gloria, sangre;
guerra y muerte, sin razón
un sentimiento humano, matar
a lo que me mata,
derecho natural insostenible, siente
la melodía de lo abstracto
en una espiral de caos
siendo el siervo de todos, bajo contrato.

¡Dea, Dea, mutatio
sacrum, rayos de luna
noche de sol!

¡Sé que mi brillo no es de oro,
pero el cobre corta y oxida más,
baila con la tormenta
mariposa, aleteo del caos,
cercenada tu cabeza yo quiero
en mi plato sangre hermosa
hermano, muerto vil
olvidado por la gracia!

¡Contra todos, dea, dea;
mutatio, cambio todas las cosas;
soy el mundo vivo!

Sucia avaricia
el río desbordado, mar de ácido
nubes grises, fábricas por todo el horizonte, quién
bajó del cielo a darte permiso
para quebrantar el firmamento, jardín
celestial, guardián,
de las estrellas aquel que lucha y no soy yo, aquella suerte que avanza y me ha traido hasta aquí.

Como un caballero sin lanza
si cabalgo muero en batalla, si
me lanzo frente al destino
al igual que si aquí me quedo,
seré una voz olvidada;
el místico susurro del ayer
que resonará en el bosque mañana.

Dioses antiguos, ficción
fuego del hogar, sueños de la infancia,
superstición sobrenatural, venid
tintes lúgubres de la humanidad
dadme valor una vez más:


La sangre hierve en contra de lo que soy,
las palabras que queman por salir,
un mundo lleno de aire en movimiento
y yo aquí quieto;
¡quiero cabalgar,
hasta la puesta de sol
quemando todo lo que hay detrás,
ardiendo todo lo que va en mi contra,
combatiendo toda derrota,
matándome por mi amada
patria hermosa!

Patria decaida sin salvación.


Escalar las rocas sin carne en los huesos
desde el fondo del acantilado, sin importar nada
a matar al rey allá en lo alto
una figura;
negros ojos, pieles de pirita
sienes de ignorancia
vestido de seda barata, una espada de corrosión
una tormenta de luz blanca, rayos
de muerte irradian,
toda su aura real, ahora veo
a un animal acorralado
mordiéndose su propia cola
involucionado.

Si yo tuviera una lanza
en la palma de mis manos,
daría el golpe platinado
sublime, el motín dorado
la revolución del santo;
mataría con justa rectitud
con pena, sacrificio de mi sangre,
sin derecho a derramar vida,
sin futuro delante si no lo hago...

Dea, Dea;
crecen los árboles de la esperanza
en los jardines de mi alma,
son días de letras y meses de cuadros
años de historias y eras musicales.
si no triunfo fuera,
mi carne mortal muere
duda, se pierde,
recuerda el brillo de la estrella:

-M: "Hay en uno mismo el más probable dios santo,
de la pena que me dá,
no cumplir mi papel de actor en el mundo
ni pasar del acto segundo;
solo encuentro consuelo
en un instante de platino,
en un poema o en un sueño
aquí, en mis dominios:
y mientras tanto sigo cantando
pues no escribo poemas,
no habla mi métrica, yo
canto letras
y al amanecer el tempo perdido
mostrará el camino a una belleza que solo yo vi
que caiga al olvido."

Y mientras tanto que mi deseo marque el camino de los compases,
que ordene la música en perfecta geometría,
que me diga como soñar
si de soñar viviese mi vida.

Alzo una bandera vacía
ante tanto odio
ante tanta ignorancia, ante
tando daño sin que yo no haga nada.


© León de León