Aquella tranquilidad la encuentro en dicho lugar, a pesar de ser pequeño comparado con otros terrenos, abunda la frescura del "manantial" presente a cualquier hora, acompañado de cantáres audacez y ulalares apaciguantes protagonizados por las hojas y las aves, asimismo, aunque el sol amenace con una tarde acalorante, los arboles a mi alrededor absorben las altas temperaturas; caso contrario en la noche, que, el frío y la brisa recorren el silencioso camino hacía mí cuerpo, con un instinto marcado de recordar y predecir los acontecimientos que pasaron y pasarán, es como una charla con el tiempo que adopta forma de viento, comunicándose sin palabras, mas bien a través de sentimientos, además, jamás estaré solo, me acompaña la Luna en el cielo despejado, narrando añejas historias constituyentes de mi pasado, no obstante, mi piel se eriza al presenciar la profunda oscuridad que rodea este lugar, dando sensación de infinidad, aunque, lo importante es quedarse en la calefacción del hogar, que con luz tranquiliza mi visión y calienta mí alma.
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