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Las cuerdas del Destino parte I
Extraño escenario se desenvuelve ante mis ojos,
locura, locura como en todo
pues la cordura es una ilusión de todos;
arranca el grito interior
gritando en otra dimensión,
la voz quebrada de la contemplación
yo, solo quería ver la luz...

¡Qué cruel destino
no haber nacido eterno en ríos de platino!,
perdido
como en el azar,
en este laberinto, sabor de metal
la apuesta de morir sin luchar
como me desangro sin hacer
que soy yo si no un esclavo del casino
no pude girar yo la ruleta del destino.

Derrotado como siempre,
por este cuento
que todo puede leer
conoce;
así es no soy nadie aquí
pero en el teatro del universo...

Soy otro Dios más,
una Reina en la oscuridad:

Áurea realidad
en la noche más oscura,
de color argenteo;
mírame fallar
contemplando el mar
viendo la muerte fugaz:
-No
dime que hay algo más,
si cuando miro al aire
al amor y a los viejos cuentos
estás tú, figura, idea
Deva
diosa del mar
ese nombre pues ante mi el destino
lo puso.

Dime Diosa de la lluvia de mi nación
dime que los cuentos son realidad;
déjame salir de esta prisión,
arrancar la carne del carcelero,
sobrenatural,
que hizo estos muros de dimensión
material;
jugando a las cartas con el infinito
un monarca solo,
maldiciendo su débil grito:

Desde que vi la luz de este mundo
idea
sentimiento, patrón
cara, forma, emoción
todo se volvió una sinestia eterna
ese soy yo, una flor de color
viendo el mundo a través del aire más espeso;
un ser extraviado
de un cuento que aún no he encontrado,
personaje de ningún libro, yo
busco ser lo que soy
busco una gloria mayor,
en una era de comedia y dolor
decrépita sociedad humana
desertor de ideas desacradas...

¡Quiero ser una figura perfecta
el florecer de la primavera:
ser quien diga
en un suspiro fugaz
entendet el todo,
en su indeterminada totalidad
y juro
JURO,
que por el poco honor
y juramento solemne
de la nobleza perdida;
que me deja tener esta vida:
Haré
del castillo vacío al fondo de mi corazón
un bastión,
que con mis poesías explicaré lo que sé
sobre El Todo
una y otra y otra y otra vez;
hasta que el destino me arrebate las riendas ilusorias de mi vida... yo
soy Manuel!

Perdido otra vez,
en un bosque que abruma mis sentidos,
el sabor a miel de la épica canción
de la figura humana desnuda
de la euforia maldita, de
la simetría, hay
en lo que he describir
un rostro detrás, Ishtar
te veo
como nunca te vieron,
nombre que me dió la música, idea
asimétrica simetría
comportamiento animal
belleza biología.

¡Lúgh!
esos son los dioses que supe encontrar
maldito brazo de la humanidad,
a esas dos
y a uno más,
yo
lo llamo el cuentacuentos, imagina
a un pequeño escritor:
Por encima de todos
tejiendo los ligamentos de celulosa
de nuestro papel, un Dios creador
de todo lo que vemos, Lúgh,
de todo,
que desea la obra perfecta, pero,
el destino no le ha dado esa perfección
al igual que son las manos del masón,
imperfectas,
al tallar la estatua de blanco mármol,
incluso al esculpir el sol.

En este mundo imaginario
para poder cantar la clave, incógnita
de la partitura de todo todos universal
somos Deva, Ishtar, Lúgh
de momento
El Cuentacuentos,
y Yo
la Bruja del poema sin métrica
del pensamiento en desorden
de la abstracción del genio
idiota
y su ritmo.

Para saber a que suena el Destino
a que sabe el color, y
conocer el tacto de la ideas en quinta dimensión
o al menos, una abstracción de la idea
he de comenzar a narrar...

-"Érase una vez un humano,
de un tiempo pasado y abandonado,
un ser matchito e incompleto
primitivo,
que no es capáz de llegar solo a tal lógica
si no por ayuda de una sociedad
que luego toda idea quemará, a;
darse cuenta que no hay músico tocando la canción.

El viejo guerrero cantó
cantó, que era él
quién tocaba las cuerdas del destino...
con su espada a mil enemigos mató
que gran azaña sin valor,
sin valor que falsamente le otorgó
sin valor como piensa wue tiene su acción, pues
incluso su espada pensó,
ignorante de quien la blandía y afilaba,
que debía de ser la mejor y que más cortaba.

Pero el protagonista no puede ser guerrero, no,
ese murió mutilado
como hubiese deseado,
Valhalla,
sí y sus sesos mezclados con caliza
en la estantería de un Lord irlandés
adornaron bien sus venas en el plato
como quien cocina
como quien derrama sangre, no
el protagonista es un pensador.

Un ser solitario
una bendición del destino que no te influencie otra entidad... (para luego hacerte ser social, agridulce),
un ser solitario que meditó, y
observando y trabajando
soportando milenario dolor
el arte creó:
El oficio
la industria
el narciso dorado del humano,
sus herramientas de metal
hasta hacer llorar a mi mar...
Lúgh todo ese bien y ese mal
conoció al pensador hombre,
héroe de todas sus historias
hasta que en el olvido muera de hambre.

Solo en contadas ocasiones pensaba Lúgh
o se daba cuenta algún humano pobre,
de que el mérito no existe
ni el pensamiento posee el hombre
pues todo es azar;
indeterminado determinado
inverificable
cualquier otra posibilidad o la duda de esta."

© León de León