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Relaciónes tóxicas y violencia
Ensayo.
Relaciónes tóxicas y violencia
Cuando era adolescente, comenzó a surgir en mí una duda: ¿Cómo era posible que una relación continuara su curso si unos de los integrantes estaba siendo víctima de la violencia emitida por parte de su pareja? ¿Que le incentivaba a permanecer en ella? ¿Cómo era posible que uno de los integrantes pudiera hacerle daño a la persona que estaba a su lado entregándole su amor, tiempo y compañía? Me parecía tan absurda decisión y acción por ambas partes, pero nunca me atreví a adentrarme en el tema. Siempre preferí mantenerme ajena y observar a la distancia dicha elocuencia; sin embargo, con el pasar de los años, poco a poco me fue intrigado cada vez más el tema, al ver que las consecuencias eran realmente alarmantes.

Todo comienza desde el momento en que cursaba mis estudios de secundaria, cuando mi mejor amiga Vanessa empezó a bajar sus calificaciones, ausentarse en clases con más frecuencia y tratar de esconder bajo excesivo maquillaje y suéters, las huellas en su cuerpo, que su pareja de aquel entonces le dejaba como recordatorio de su poder sobre ella. Hasta que, llegó en día que un familiar de Vanessa, hizo saber que mi amiga no continuaría sus estudios. Era totalmente deducible que se debía a la situación que ya conocíamos.

Luego comencé a ver con más frecuencia, la misma escena en mi entorno. Otras amigas, otras compañeras, incluso en mi núcleo familiar, estaban las mismas situaciones en menor o mayor grado. Esto ya no era algo que  me causara curiosidad simplemente, sino molestia a gran medida y me preguntaba ¿cómo comenzaba está situación?, porque nadie estaría con una persona que desde el primer momento le tratase mal, a menos qué, fueran masoquistas, pero era imposible considerar que el masoquismo fuera una conducta normal en una población sana y coherente.

Paso el tiempo y mi pregunta quedó a un lado, puesto que, al no ser mi propia situación para entonces, me enfoqué en otros asuntos. Pero, la vida da muchas vueltas y, como dice aquella cita muy conocida: "Pide y se te dará"... En un tiempo pedí respuestas y la memoria del destino es implacable (eso es algo que ahora lo tengo muy claro), recibí la información de primera mano: el tiempo con toda su paciencia me enseñó punto por punto, con ejemplo muy explícitos y prácticas muy concisas, cada una de las respuestas a mis preguntas.

Era como si la vida, me hubiera colocado la bata de laboratorio para hacer mis propios experimentos y a la vez me hubiera subido a empujones a un carrito de montaña rusa, dónde experimenté subidas tan altas que creí estar fuera del planeta y desde ahí arriba mientras disfrutaba de la maxima armonía, el carrito se balanceaba y en un parpadeo desde lo más alto, al abrir los ojos, ya estaba en picada con una velocidad precipitada hacia el vacío emocional que culminaba en los infiernos de mi propia autoestima y desvalorización personal...  no estimaré los detalles de mi experiencia, solo diré que dicho estudio en carne viva me llevó más de una década y hoy he llegado a la conclusión que les presento a continuación como causas de relaciones tóxico- violentas:

- Traumas de infancia. Sin duda alguna el origen reside en la infancia. Para que una relacion se desarrolle en la violencia ambos integrantes debieron de tener situaciones complicadas desde su niñez: huella de abandono, bullying, maltratos, violencia entre sus padres, abusos físicos, etc...

- Crianza. El infante, o bien presenció la violencia en su entorno familiar a temprana edad, dónde aún su personalidad está en formación  (Normalmente son los padres los que ejecutan el ejemplo como mencioné antes; sembrando asi, el potencial perfecto para que germinen tanto víctimas como victimarios, que de acuerdo al progreso de sus demás experiencias, se terminarán cultivando como hierva tóxica en sus relaciones) ó fue víctima directa de desvalorización y privatización de sus valores y necesidades, dándole lugar a un adulto narcisista posteriormente, que busca desesperadamente llenar sus vacíos mostrando una actitud de superioridad, ejerciendo control y poder mediante la manipulación. Porsupuesto hablando del narcisismo hay muchas variantes, pero no hablaré de ello ahora y solo lo resumiré aquí.

- Baja autoestima. La victima de esta relación se siente indudablemente, débil, inferior, sin opciones, incluso puede llegar a considerar que se merece aquel padecimiento.

- Codependencia. Esto desde mi visión y experiencia ocurre como resultado de la nutrición de los factores antes mencionados. Por ejemplo: el nivel de autosuficiencia y amor propio es tan nulo en la víctima que cree que nadie más podrá aceptarle, amarle y que  básicamente es un milagro, que su pareja le haya dado una oportunidad,  por lo mismo se aferra desesperadamente a aquella persona, que ha hecho un exelente trabajo de  manipulación desde el inicio.

La exabrupta demostración de interés, la dedicación de tiempo excesivo, los regalos, los detalles afectivos, el cariño, la pasión, etc., son fundamentales para lograr prendar a la víctima. Más luego, cuando esto sucede y el victimario está seguro de ello, lo comienza a fragmentar en raciones e intercala con acciones totalmente opuestas, como si habláramos de premio y castigo según lo merezca a su consideración.

- El victimario. En mi opinión muy personal (insisto en que hablo desde mi propio estudio y análisis independiente), siempre es un narcisista. Necesita a alguien que sienta que es inferior a sí y que pueda manipular fácilmente. En la mayoría de los casos, son personajes muy astutos y analíticos. Inicialmente, son bastante pacientes, mientras descubren cuáles son los puntos débiles de su pareja, para luego presionar como dedo en la llaga en el momento perfecto.

Se muestran como alguien perfecto, cotizado y excelente partido para cualquier persona. Suelen ser muy educados, son algo coquetos, normalmente románticos, sonrientes, amables, responsables, inteligentes o admirables y, eso sí, siempre están muy atentos a lo que la otra persona expresa (infalible). Es casi inevitable pasar por alto a una persona así para la mayoría.

Ahora, dicho esto, se puede entender un poco mejor cómo se va creando el círculo vicioso que todos conocemos como relaciones tóxicas y avancemos al siguiente tema, que es la violencia.

¿En qué momento ingresa el maltrato a la relación?

Siempre es progresivo, aunque la persona diga: "él/ ella no era así, se volvió violento/a de un momento a otro..." Es falso. La violencia ingresa en forma sutil y va progresando; la víctima está tan prendada de su agresor, que omite las primeras señales de alarma y todo comienza desde los comentarios sutiles, bien sea hacia su persona directa o su entorno como amigos o familiares de forma indirecta. Por ejemplo: "te ves gordita/o", "quítate esa ropa que a tí no te queda", "no me gustan tus amigos, deberías considerar otras clases de amistades", "tu no sirves para eso, no pierdas el tiempo", "esa amiga tuya parece zorra", etc... Si la persona pasa por alto este tipo de comentarios desde el primer momento, yá le brinda la llave al siguiente nive, donde comienzan los insultos y faltas de respetos verbales que todos debemos ya imaginar y, prefiero no mencionar. Luego comenzarán los castigos, como por ejemplo: La "ley del hielo", el "gánate las cosas", "hoy no me esperes que llegó tarde", "tu no vas a salir para ninguna parte", etc. Y uno se pregunta ¿Por qué la víctima permite esto? No olvidemos que cuando llegan a este punto el agresor a trabajado lo suficiente en la autoestima de su víctima y ha tomado la posición de poder en la relación. Hasta que inevitablemente la violencia física se termina presentando. En la mayoría de los casos suele también venir en aumento de forma silenciosa; en otros casos menores, sí es una situación que se revela en la explosión de una discusión o en un ataque desprevenido de ira del agresor.

Al esto suceder y la persona agredida no frena y corta la relación inmediatamente, será una definitiva condena y entrega absoluta de  integridad a su verdugo. Es un bola de nieve que empieza con una primera vez y cobrará una fuerza que difícilmente podrá detenerse sin intervención externa.

¿Cómo la víctima sigue en la relación, si está sufriendo maltrato por qué no se aleja?

Hay varios motivos, pero para no extenderme, voy a mencionar lo más relevante en la forma más breve que puedo. El agresor, al llegar al punto de la violencia física, tiene el control total de su víctima y le ha moldeado a su total gusto y placer tanto sus emociones, pensamientos y acciones a la sumisión total de sus órdenes, castigos y premios, como si habláramos de una figura de plastilina, títere o mascota adiestrada. Cómo ya dije antes  alternan acciones negativas con acciones totalmente contrarias por un tiempo para  compensarlo; dentro de esto está el: "perdóname, no lo vuelvo a hacer", "Discúlpame, no estaba en mis cabales", "no se que me pasó, ese/a no soy yo", etc. Seguido a ello en forma muy excesiva de nuevo comienzan las demostraciones de afecto, "mi amor, mi vida, mi cielo" y Miles de recursos emocionales para disminuir el impacto de lo sucedido que terminan en la victima, borroneando la gravedad de la situación y obstruyendo la visión de la realidad, y el agresor logrando una victoria más.

Con esta práctica que se hizo de a poco una costumbre, le ha denigrado tanto a la víctima su autoestima y autoridad sobre si misma/o, que le ha hecho creer que es una persona incapaz, insuficiente, poco atractivo/a y sin recursos. Es posible que también le haya limitado su contacto familiar, social e independencia financiera. En pocas palabras el control es avasallante y crea la sensación de cercado o bloqueo. La víctima se rinde.


¿Cómo puede salir alguien de una relación tóxica y violenta?

Salir de una relación tóxica y violenta no es fácil, pero es posible. Según los expertos y según mi experiencia siguiendo estos siguientes pasos podrás ayudarte a lograrlo:

Salir de una relación tóxica y violenta no es fácil, pero es posible. Según los expertos y según mi experiencia, siguiendo estos pasos podrás ayudarte a lograrlo:

Identifica y acepta lo que está pasando. Reconoce que estás en una relación que te hace daño y que no es normal ni sana. No te culpes ni justifiques a tu pareja.

También lo que debe hacer una persona es reconocerse a sí misma. Reconocer su propia identidad que ha sido secuestrada y omitida. No existirá poder humano que nos saque de este círculo si nosotros mismos no somos capaces de vernos al espejo y entender que somos personas realmente maravillosas, perfectas y completas. Nadie podrá hacer nada por nosotros. Es un acto de violencia permitir que otra persona ejerza su completo poder sobre nuestros pensamientos, emociones y cuerpo físico. No es alguien más quien nos agrede, somos nosotros mismos quienes nos hacemos el daño al permitir desde un principio que crucen la línea de nuestro respeto y espacio. Quiérete mucho, más y mejor. Cuida de tu salud física y mental. Aliméntate bien, duerme lo suficiente, haz ejercicio, encuentra momentos para ti, empieza a escucharte. ¿Qué quieres? ¿Te has preguntado qué quieres, qué te gustaría hacer y no has podido? ¿Por qué no comenzar hoy a dar los primeros pasos de vuelta a ti?

Una vez que esto suceda y nos veamos con valor, amor y valentía, tendremos la fuerza para decir: ¡Basta! ¡No permito más esto! Y, por supuesto, buscaremos la ayuda necesaria. Hablar con nuestros familiares y amigos siempre es necesario cuando la situación ya ha llegado muy lejos, puesto que al excluirlos o esconder nuestra situación fue que todo empeoró. Escucha a las personas que te quieren y te apoyan.

Ser personas de pocas relaciones tampoco es una limitante para salir del problema; somos personas completas, como bien dije, con la capacidad de adaptarnos a los cambios. Si nos reconocemos y decidimos hacer un cambio real y tomar autoridad, no habrá vuelta atrás. Es un adiós, no un hasta luego. Corta todo contacto con tu pareja tóxica. No caigas en sus chantajes, amenazas o promesas de cambio. Bloquea sus llamadas, mensajes y redes sociales. No le des esperanzas ni oportunidades. Recuerda que mereces algo mejor.

Y, por supuesto, lo mejor es estar solo/a que mal acompañado/a. Nada de buscar otra pareja. Démonos tiempo para sanar y disfrutar de la soledad y la libertad. Aprendamos de la experiencia y no repitamos los mismos errores mientras reflexionamos y establecemos límites y criterios claros para nuestras futuras relaciones.

Como conclusión, el problema de las relaciones tóxicas se refiere a un conflicto con nosotros mismos, que si no somos capaces de identificar a tiempo nos puede sumergir en un torbellino de sinsabores en nuestras relaciones de forma repetitiva una tras otra.

Esta problemática tan común y poco atendida nos limita en nuestro crecimiento y desarrollo, creando limitaciones de toda índole, pero el reconocimiento de la misma y la valentía para aceptarnos nos impulsa a explorar nuestros potenciales y compartirlos con el mundo.

Somos como diamantes, pero si no reconocemos nuestro valor y nos quedamos en la posición de víctima, siempre nos harán sentir como un carbón y eso depende de nuestra decisión.