Bucaneros de la noche
Recuerdos de cristal espejo,
almacenados bajo llave en un recodo,
En el fondo de este cajón inestable,
para que no le devuelva el reflejo.
Que por vivir sometido,
vivió sin vida a la que aferrarse
y ya solo el lamento habla con èl a solas.
Se rompe como las olas de un mar de plata,
donde naufragan sentimientos moribundos.
Y se siente a la deriva en el vacío existencial,
flotando como un cuerpo sin vida.
Hay un ángel dormido en una nube de tormenta,
y entre rayos y truenos sus sueños luchan por salir a flote.
En la ventana en la que el viento cansado golpea,
mientras gotas de lluvia se deslizan con desidia,
oberva impasivo el vaivén de las hojas de otoño,
que vuelan en el jardín de su manicomio,
atroz imagen de naturaleza salvaje,
donde la calma batalla contra el caos,
guerrero predilecto de la desdicha,
espada de acero y desolación.
Ha tomado de rehen a la princesa
y osculto en la maleza,
derriba hadas a tiros de gracia.
Se apagan las luces de estrellas lejanas,
piratas del cielo al abordaje de eclipses.
Bucaneros de la noche en busca y captura,
de una sonrisa enterrada que se extravió en el silencio.
© M.Aokigahara
almacenados bajo llave en un recodo,
En el fondo de este cajón inestable,
para que no le devuelva el reflejo.
Que por vivir sometido,
vivió sin vida a la que aferrarse
y ya solo el lamento habla con èl a solas.
Se rompe como las olas de un mar de plata,
donde naufragan sentimientos moribundos.
Y se siente a la deriva en el vacío existencial,
flotando como un cuerpo sin vida.
Hay un ángel dormido en una nube de tormenta,
y entre rayos y truenos sus sueños luchan por salir a flote.
En la ventana en la que el viento cansado golpea,
mientras gotas de lluvia se deslizan con desidia,
oberva impasivo el vaivén de las hojas de otoño,
que vuelan en el jardín de su manicomio,
atroz imagen de naturaleza salvaje,
donde la calma batalla contra el caos,
guerrero predilecto de la desdicha,
espada de acero y desolación.
Ha tomado de rehen a la princesa
y osculto en la maleza,
derriba hadas a tiros de gracia.
Se apagan las luces de estrellas lejanas,
piratas del cielo al abordaje de eclipses.
Bucaneros de la noche en busca y captura,
de una sonrisa enterrada que se extravió en el silencio.
© M.Aokigahara