Inédita carta basada en la planta mustia desesperanzadora por la promesa incumplida motor de las letras presentes.
Motor de las desilusiones encontradas, tramposa manera de actuar. Irrisoria manera de pensar en mis momentos cuerdos.

Celoso sin tenerte, creyente de los pensamientos que invaden mi mente, traicioneras contradicciones del subconsciente. No me abandones, cordura, temo perderla sin quererlo y quererla sin tenerla, congela mi mente para seguir avanzando sin pensarlo tanto.
En la crudeza de mi desnudes, quiero dilucidar los pensamientos que me llevan a la insensatez.
En busca de los calambres que hacen agonizar a mi mente me encontré con la voluntad destruida de los planes del tacto.

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Maldito acercamiento al altruismo, me ha convertido en la definición de un santo; ser capaz de matarme por no matarlos. Oyente de sus preocupaciones internas, noche fría sin compañía que me alterna.

Demonio interno susurrador de imperfecciones, dependencia del autodidacta con un sueño profundo manifestado a un alma desconocida, de tono dulce aunque alocado, sonriente belleza resplandeciente.

Inquietudes sin justificación; genio atrapado en el calabozo encubierto. Silenciador de las lágrimas no derramadas. No quiero olvidarte, aunque incesante sea la analogía de asociación de pensamientos "escuetos".
Pensamientos figurados fácilmente en la mirada perdida que denota un alma inquieta.


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No sé qué hacer cuando me visita y causa la sordera de los pensamientos inquietantes. Llorar o esconderse no es opción, sin el timón de la luchadora coherencia no sé qué haría.
No puedo plasmarte si te has ido, esperaré a que se acabe la tinta hasta que mi angustia sea resoluble.

Tengo miedo y creía haberme conocido y me corrijo, ahora con la ilusión de un niño me deconstruyo, si esto que digo no es más que un sufijo vivo. Perverso, si no ibas a quedarte por qué enciendes este cuerpo.

Angustia de los demonios ajenos, desde cuándo tuviste posada en mi corazón. Ansias la muerte de tu mente, ¡Qué incoherente eres! ¿Y qué puedes hacer para mejorar tu estado anímico?

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Cuando sueñes con ella lo sabrás y no lo creerás, muy bueno para ser verdad y descubrirás que esa no es tu realidad

Retrocediendo por lo que crees sentir, justificando la agudeza de un mejor porvenir, descubre a través del fracaso el riesgo de vivir. Un vivo no puede saber lo que hay detrás de la muerte, y un loco no puede saber si será correspondido.