Dulce aroma a olvido
Son ya tantos años
Viviendo esta pesadilla,
Que no puedo albergar
Un solo ápice de consuelo.
Volando a ras de suelo
Y esquivando los zarzales,
Que se clavan en mis alas
Y las van rasgando lento.
Muchas veces miento
Y sonrío para evadirme
¿De qué sirve mentirme?
Se de sobra lo que siento.
Y es este tormento
que se aferra sin soltarme,
Que solo sabe mermarme
Alimentando el sufrimiento.
Ya no hay escarmiento
Que me haga cambiar de idea,
Ni ésta verborrea
Que decoro de poesía,
Me siento un peón
Aguantando en la pelea,
Sin entender la jugada
Que está planteando la vida.
La única salida
Llega si cierro los ojos,
Cuando abro el cerrojo
A aquellos sueños incumplidos,
Con los ojos rojos
Por el llanto compartido,
Respirando mi miseria
Con un dulce aroma a olvido.
Comparto mi ruina
Para hacerla llevadera,
Muero en la vereda
De palabras que han rimado,
En una actuación
Improvisada que interpreto,
La naturaleza mi amuleto,
El frío mi aliado.
Forma una cortina vespertina
La lluvia emergente,
Mente decadente
De este enfermo de ansiedad,
Humo en el ambiente,
Por el fuego permanente
Que calcina mi esperanza
Y que nunca muestra piedad.
Degustar mi arte
Es matarte muy lentamente,
Si te sientes reflejado…
Lo siento, estamos jodidos,
El faro de los perdidos
Nos alumbra con su luz,
De la cuna al ataúd,
Cumpliremos la condena.
Porque el alma se envenena
Cuando hay tanto sufrimiento,
Pues vivir es morir lento
Si se hace de esta manera,
Esperando la moraleja
Que le ponga fin al cuento,
En busca de un argumento…
Como si acaso existiera…
© M.Aokigahara
Viviendo esta pesadilla,
Que no puedo albergar
Un solo ápice de consuelo.
Volando a ras de suelo
Y esquivando los zarzales,
Que se clavan en mis alas
Y las van rasgando lento.
Muchas veces miento
Y sonrío para evadirme
¿De qué sirve mentirme?
Se de sobra lo que siento.
Y es este tormento
que se aferra sin soltarme,
Que solo sabe mermarme
Alimentando el sufrimiento.
Ya no hay escarmiento
Que me haga cambiar de idea,
Ni ésta verborrea
Que decoro de poesía,
Me siento un peón
Aguantando en la pelea,
Sin entender la jugada
Que está planteando la vida.
La única salida
Llega si cierro los ojos,
Cuando abro el cerrojo
A aquellos sueños incumplidos,
Con los ojos rojos
Por el llanto compartido,
Respirando mi miseria
Con un dulce aroma a olvido.
Comparto mi ruina
Para hacerla llevadera,
Muero en la vereda
De palabras que han rimado,
En una actuación
Improvisada que interpreto,
La naturaleza mi amuleto,
El frío mi aliado.
Forma una cortina vespertina
La lluvia emergente,
Mente decadente
De este enfermo de ansiedad,
Humo en el ambiente,
Por el fuego permanente
Que calcina mi esperanza
Y que nunca muestra piedad.
Degustar mi arte
Es matarte muy lentamente,
Si te sientes reflejado…
Lo siento, estamos jodidos,
El faro de los perdidos
Nos alumbra con su luz,
De la cuna al ataúd,
Cumpliremos la condena.
Porque el alma se envenena
Cuando hay tanto sufrimiento,
Pues vivir es morir lento
Si se hace de esta manera,
Esperando la moraleja
Que le ponga fin al cuento,
En busca de un argumento…
Como si acaso existiera…
© M.Aokigahara