Estoy dolido, del corazón malherido,
es otra tarde qué acontece y al parecer no has venido,
no sé qué estarás haciendo en esta tarde sin testigos,
si estarás con cien mil hombres o si un hombre está contigo.

Tres eternos días pensando si esto vale o si me largo,
si dejo tirar la toalla o lo intento como un bastardo,
reflexionando esos besos que no sé si valen algo,
pues son dulces un momento y al otro saben amargo.

Tu mirada crucifica lo inocente de mi lecho
mientras mi pecho apretado se calienta hasta el deshecho y casi muerto, sonrío al mirarte, pues no hay escape en su momento de esa vía que en mil me parte.

La noche canta, y tú no estás,
su silencio se proclamará reina si tú te vas,
los grillos serán violines cantando hasta el despertar,
y tu ausencia ese recuerdo que no volverá jamás.

Quieres platicar me dices, pero,
¿que vamos a hablar?, siempre decimos lo mismo y al final nada se da,
no se llega a ni un acuerdo y la promesa está de más,
yo no te prometo nada si de la nada huirás.

El humo es el que me abraza más nunca me tranquiliza,
tuve que abrir las pupilas a fuerza sin tanta prisa,
estoy dopado y las canciones llevan tu nombre en la brisa, y tu sonrisa, y tu silueta regadas por la repisa.

Si te acepto y te perdono creo que nada cambiará,
volveremos a lo mismo, a esos besos por expirar,
volveremos al cinismo y a esa gran continuidad,
de decirnos “te amos” falsos que con el viento se irán.

Mi mente está relajada pero sabe qué hay un drama y es el de estarte pensando cuando no me piensas nada, son las 12 de la noche creo que no podré dormir, y no será por pensarte será por estar así, con las pupilas cansadas viendo letras de marfil ,que nacen de esta mente que no se doblega ante ti.


© •K A O S•