El único primero, del ocho, de este año, se resume en un día en el que llovió, porque, de nuevo, como si se tratara de un libro, las cosas en la vida de la protagonista no eran como se esperaba, su cielo no tenía el mismo amanecer ni el mismo atardecer sin él, sus ojos no tenían el mismo brillo, ni el mismo color miel.

Sus manos se encontraban frías, como un muerto, porque, aunque él jamás la pudo tocar, las calentaba con sus cálidas palabras.

Él se arrodilló y le dió un hermoso ramo de rosas.

Aunque en su relación lo material, realmente no importaba; ella, seguía repitiéndose que fue una estúpida al dejar que murieran al no ponerlas en agua.

Ahora a miles y miles de kilómetros de distancia, ella se ha preguntando si él logró olvidarla tan rápido, como si todo hubiera sido efímero, como si no hubiera existido, como si nunca lo hubiera conocido.

Ella se sigue preguntando si en realidad el verdadero problema fue la distancia, o aquel espacio que hubo cuando él le cedió el asiento dentro de esa puerta color carmesí, que fue una oportunidad para que averiguaran más el uno del otro.

Esta historia comenzó con un simple "hola" y terminó tan común como decir un "adiós" en un día lluvioso.

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⇥𝑁𝑎𝑡.𝑇𝑜𝑟𝑛26⇤