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Marzo (mi propio otoño eterno)
La primera vez que mis ojos sintieron el cielo,
el brillante verano aún era el dueño del tiempo,
pero yo guardé tan sólo sombras en los recuerdos
y mil sueños gastados por mi propio otoño eterno.
Anhelaba ver el surgimiento de un crudo invierno,
con furia deshojando tantos marchitos deseos.
Sin fé en florecer por algún primaveral portento;
yo vivía esperando desvanecerme en el viento.
La reciente vez que mis ojos sintieron el cielo,
seguía gobernando el mismo otoño en mi universo,
más pude aprender después de tantos años inciertos
a existir transitando por mis oscuros senderos,
con la lucidez de quién ha fallado cada intento
para ser aceptado por los prejuicios del resto.
Sin miedo en mi piel curtida a golpes de desconsuelo,
yo vivo circulando en armonía con el viento.
© Franco Del Bosque
el brillante verano aún era el dueño del tiempo,
pero yo guardé tan sólo sombras en los recuerdos
y mil sueños gastados por mi propio otoño eterno.
Anhelaba ver el surgimiento de un crudo invierno,
con furia deshojando tantos marchitos deseos.
Sin fé en florecer por algún primaveral portento;
yo vivía esperando desvanecerme en el viento.
La reciente vez que mis ojos sintieron el cielo,
seguía gobernando el mismo otoño en mi universo,
más pude aprender después de tantos años inciertos
a existir transitando por mis oscuros senderos,
con la lucidez de quién ha fallado cada intento
para ser aceptado por los prejuicios del resto.
Sin miedo en mi piel curtida a golpes de desconsuelo,
yo vivo circulando en armonía con el viento.
© Franco Del Bosque
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