Alzando mi espada en vano
Un reducto de mi fe,
En la medalla de un santo
En el cual no creo,
Que cuelga de mi cuello,
Como una soga de plata,
brillando por los reflejos
De un sol invernal,
Que ya no calienta los huesos.
En plena ola de calor
El dolor es tan frio,
Que estas gotas de rocío,
Se congelan en mi piel,
Y no hay verso en un papel
Que describan mis pesares,
Ni esos sombríos lugares,
A los que acudía a llorar.
Muero lento al depertar,
La vida no es sueño,
es pesadilla.
Y en la más aciaga orilla,
De este rio contaminado,
Se ha quebrado mi pasado,
Bajo una estrella que brilla.
Imperante e imponente,
Guía mis pasos, penitente,
Por las sendas de la bruma.
Tras la ola del mar su espuma
Se adormece entre la arena.
Fluye pena por mis venas,
la condena que envenena,
Las cadenas que me atan,
Junto a una agonía que mata
Lentamente la esperanza.
Nubes en el cielo danzan,
Coreografías estivales,
Recogiendo los retales,
De este roto corazón,
Que está en descomposición,
Y lentamente se pudre,
Pues el moho del odio cubre,
Cada palmo de su ser.
Fin de guerras sin vencer,
Lamiéndome las heridas,
Desmembrado sin piedad,
Mientras avanza la edad,
Más cerca del ataúd,
En un alud de oscuridad,
Por honor y sin piedad,
Alzando mi espada en vano.
Más fuerte aprieto mi mano,
Manchando la empuñadura,
Con la sangre que gotea,
Sobre el barro en el que me hundo,
Suspiro en lo más profundo,
Y exhalo una maldición.
Como brujas en la hoguera,
Por su cruel inquisición,
Muero por la sinrazón
Que es la vida y su absurdismo.
El tic tac del espejismo,
Que es el tiempo indefinido,
Que transcurre inamovible,
Concepto que no es plausible,
Yo sueño con lo imposible,
Que es volver a sonreír.
Irme lejos y partir,
¿Quién diablos va a extrañarme?
Tan solo saben dañarme,
Cuando muestro mi interior,
Que cargado de dolor,
De luto negro se tiñe,
Y solo tiene colores
Que le aporta su fiel flor.
Sin maletas en la estación,
Esperando un tren eterno,
Proxima parada… INFIERNO,
Se acerca la extremaunción.
Siempre te querré mi amor,
Eres luz en mis tinieblas,
Y con tus pétalos pueblas,
Los jardines de mis ojos.
Que llorosos pestañean,
Avanzando por las vías,
Tintineo en lluviosos días,
Reflejos en charcos secos.
han ahorcado los muñecos,
En este jardín de infancia,
La esperanza es mi falacia,
Conformismo del mediocre.
Pintando en colores ocre,
Ésta desrealización,
Imitando el bello otoño,
De hojas secan que gotean,
De las ramas mortecinas,
De los sauces y de encinas,
Que coronan esta cima,
Sobre el valle del perdón.
Si has leído entero el poema,
Gracias por hacerlo amig@,
Tu lectura es el abrigo,
De un grito desesperado.
La expresión del derrotado,
Fina voz de los sinvoz,
Que a golpe de verso atroz,
Van purgando su locura.
© M.Aokigahara
En la medalla de un santo
En el cual no creo,
Que cuelga de mi cuello,
Como una soga de plata,
brillando por los reflejos
De un sol invernal,
Que ya no calienta los huesos.
En plena ola de calor
El dolor es tan frio,
Que estas gotas de rocío,
Se congelan en mi piel,
Y no hay verso en un papel
Que describan mis pesares,
Ni esos sombríos lugares,
A los que acudía a llorar.
Muero lento al depertar,
La vida no es sueño,
es pesadilla.
Y en la más aciaga orilla,
De este rio contaminado,
Se ha quebrado mi pasado,
Bajo una estrella que brilla.
Imperante e imponente,
Guía mis pasos, penitente,
Por las sendas de la bruma.
Tras la ola del mar su espuma
Se adormece entre la arena.
Fluye pena por mis venas,
la condena que envenena,
Las cadenas que me atan,
Junto a una agonía que mata
Lentamente la esperanza.
Nubes en el cielo danzan,
Coreografías estivales,
Recogiendo los retales,
De este roto corazón,
Que está en descomposición,
Y lentamente se pudre,
Pues el moho del odio cubre,
Cada palmo de su ser.
Fin de guerras sin vencer,
Lamiéndome las heridas,
Desmembrado sin piedad,
Mientras avanza la edad,
Más cerca del ataúd,
En un alud de oscuridad,
Por honor y sin piedad,
Alzando mi espada en vano.
Más fuerte aprieto mi mano,
Manchando la empuñadura,
Con la sangre que gotea,
Sobre el barro en el que me hundo,
Suspiro en lo más profundo,
Y exhalo una maldición.
Como brujas en la hoguera,
Por su cruel inquisición,
Muero por la sinrazón
Que es la vida y su absurdismo.
El tic tac del espejismo,
Que es el tiempo indefinido,
Que transcurre inamovible,
Concepto que no es plausible,
Yo sueño con lo imposible,
Que es volver a sonreír.
Irme lejos y partir,
¿Quién diablos va a extrañarme?
Tan solo saben dañarme,
Cuando muestro mi interior,
Que cargado de dolor,
De luto negro se tiñe,
Y solo tiene colores
Que le aporta su fiel flor.
Sin maletas en la estación,
Esperando un tren eterno,
Proxima parada… INFIERNO,
Se acerca la extremaunción.
Siempre te querré mi amor,
Eres luz en mis tinieblas,
Y con tus pétalos pueblas,
Los jardines de mis ojos.
Que llorosos pestañean,
Avanzando por las vías,
Tintineo en lluviosos días,
Reflejos en charcos secos.
han ahorcado los muñecos,
En este jardín de infancia,
La esperanza es mi falacia,
Conformismo del mediocre.
Pintando en colores ocre,
Ésta desrealización,
Imitando el bello otoño,
De hojas secan que gotean,
De las ramas mortecinas,
De los sauces y de encinas,
Que coronan esta cima,
Sobre el valle del perdón.
Si has leído entero el poema,
Gracias por hacerlo amig@,
Tu lectura es el abrigo,
De un grito desesperado.
La expresión del derrotado,
Fina voz de los sinvoz,
Que a golpe de verso atroz,
Van purgando su locura.
© M.Aokigahara