Dos desconocidos.

Un día nos volvimos extraños, nos volvimos a encontrar como estábamos antes de conocernos.
Dos desconocidos con miles de frases y poesías entre sí, con una historia larga de amor como si fuera de Disney, con noches enteras viendo a la luna.
Cada uno de nuestros espacios, de nuestras costumbres y momentos, quedando en el olvido, como si nada hubiera pasado, como si no hubiesen existido más de mil te amo, más de mil abrazos en los peores y mejores momentos.
Dos desconocidos que se prometieron y juraron amor eterno, que vivieron momentos únicos e irrepetibles, que estuvieron contra viento y marea. Y ahora ni siquiera saben cómo está el uno y el otro, como si no importará más.
Dos desconocidos que se miraban a los ojos y ya sabían lo que el otro sentía, lo que pensaba y lo que estaba por decir.
Que se conocían como almas gemelas y siempre intentaban hablar lo que con nadie más hablaban.
Dos desconocidos que se conocen más que a nadie, pero que si se cruzarán en la calle, se evitarían. Porque hay miradas que dicen más que cualquier palabra, porque hay sentimientos que creemos olvidados y porque hay pupilas que solamente se dilatan que personas, y momentos especiales.
Dos desconocidos que se conocen más de lo que el sol conoce a la luna, dos desconocidos que pueden escribir novelas y poesías juntos por toda la vida.

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