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Hamburguesa con papas
No me digas que no duele, que el dolor es pasajero, que solo existe en la mente. Porque un macetazo en la cabeza, no solo duele, sino que provoca un borrado de cassette automático. Se dice que la culpa fue mia, pero tengo ciertas dudas acerca de lo que realmente paso. Mi recuerdo es el siguiente: tenía algo de hambre, lo normal que es sentirse un poco mareado, vista borrosa y con sonidos de perro ladrando dentro del estómago pero nada que no se pudiera soportar. Cuando a lo lejos; un verdadero oasis. Una nube de humo era la señal indicada para plantar bandera. Así que con las últimas fuerzas que me quedaban, me acerque a la parrilla donde el sonido de los alimentos pedían, no, más bien exigían ser devorados; y yo que soy débil para ciertas situaciones, decidí pedir mis alimentos a un amable señor el cual me atendió y sugirió que tuviera paciencia además de que tomara asiento. Con la clase y elegancia que me caracteriza decidí sentarme en la banqueta a esperar turno. La sombra de un balcón me cubría del sol que por cierto es uno de mis archienemigos más feroces que puedo tener, pero esa es otra historia. Mientras tanto mi mente reflexionaba sobre el pensamiento filosófico de Kant y su fundamentación de la metafísica de las costumbres, bueno, en realidad observaba como un perro giraba a toda velocidad intentando atrapar su cola y yo llevaba un conteo preciso de sus movimientos circulares, cuando PUM, un golpe brutal en mi cabeza, el mundo se apagó y luego de cinco minutos exactos, volví a la vida, pero rodeado de gente que me observaba; intenté ponerme en pie, ayudado por almas piadosas que preguntaban, como me sentía? aunque el más interesado era un hombre, que no se preocupaba por mi dolor, ni siquiera por la amnesia que sufriría con el tiempo, mucho menos por el perro que seguía girando infinitamente en la búsqueda de su cola, lo que más le apuraba era si mi hamburguesa la acompañaría con papas y si mi pago sería en efectivo porque no tenía cambio.
Ya no recuerdo más de ese día, ni de hoy, ni de mañana; solo se por lo que la gente cuenta, que un caballero, un verdadero caballero, no tiene memoria.



© Profeta Cain