No recuerdo cada año, pero sufrí cada otoño
Hasta que llegó el cariño y destruiste mi cerrojo
No recuerdo cuánto tiempo estuve con los ojos rojos
Fuiste la tinta y la hoja y dibujaste mi primer sueño.

Y ese final feliz tan solo fue una introducción
De una perra cicatriz que está pudriendo un corazón
De una cruel contradicción entre tanta directriz 
Del matiz de una promesa al cielo gris de una traición.

Así se extinguió el sol en este vecindario cósmico
Fue ilógico y traumático y, a la par, tan pretencioso
Lo horroroso del futuro hizo daño hasta en mi léxico
Volviendo parapléjico lo que un día fue tan precioso.

Como fiel arrepentido contra el crimen cometido
He servido y fracasado en cada intento de estar vivo
Y aunque siga caminando, lo más duro es el olvido
Pero para cada paso hay un trayecto recorrido.

Y tú sabes que al final toda luz se decolora
Desde que tú te marchaste, mi cielo no tiene aurora
Desde que quemaste el lienzo, es difícil seguir la hora
Y ahora esta caligrafía es arte como nuestra historia.
 
Ahora mi silueta se dibuja en la banqueta decorada en esta caja en venta de este sucio mundo hipócrita.
Rodeado por palabras de esas mentes catatónicas que ocultan la verdad de aquella noche poco poética.
No fue un acto ficticio, tampoco una obra estética. 
Fue en una noche oscura de su luna tan apática.
Revuelto entre recuerdos de una falacia pragmática. 
Fue parte de mi plan final, ser uno con la hermética.

© Dazel