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Liberalismo Idealista
El género humano es vil,
retorcido de sus propias insinuaciones;
méramente,
el descuido del devenir de la historia,
y del mancillado orden natural que vive al día.

El género humano es contradictorio,
lleno de luces y sombras,
de historias surgidas y olvidadas
de sueños y de ahorcados,
de casualidades y de fuerzas orgánicas.

El género humano es su propio enemigo,
es una fuerza incorregible
un leviatán,
que constantemente derriba las murallas que erige la esperanza y hace temblar los propios pilares que lo fundamentan
para nunca cambiar en esencia verdadera;
el género humano canta de mil maneras,
y las que menos voz alzan hablan de maravillas
de utopías de valores e ideas:

Quisiera ver un mundo entero sometido por suerte y azar a las sinfonías de las ideologías más idealistas y benévolas;
lleno de libertad,
lleno de igualdad,
donde no quede voz que alce el grito pues bosques separarán a mi conciencia de los demás;
donde solo caminen por las calles fantasmas de recuerdos,
animales de ensueños
y otros ángeles bellos;
quisiera erigir un palacio allí,
donde dios ha muerto;
sobre su cadáver baile eterno;
a cada cual a su destino sin sufrimiento.

A cada cual su paraíso eterno,
a cada cual el tiempo borrado
a estrellas consagrado
el imperecedero aparecer,
de la divinidad proclamada
al viento herrero
de velos de hada
contra pesadillas de hiel;
a cada cual su macabra ilusión de felicidad morbosa,
sus deseos y cualquier rosa,
desprovista de espinas,
que puedan querer;
a cada cual lo que es de su ser,
a cada cual la mentira dorada
y la revolución contra la misma existencia;
a cada ser ¡ímpetu idealista!

Y si mis huesos han de quebrar,
ante esta vieja realidad,
reprimido y repudiado
por la más negra lógica que las mentiras han cosido,
por las agujas de hierro de forjas de sangre y vidrio;
en condición de animal
de presa despojada de carne alguna,
en vista de ser piel al aire seca
hablando mientras grita;
habré de asesinar el poder de cada empresario, cada rey,
aunque solo arañe de hierro puertas
el frío acero de una máquina;
para que en un lugar apartado
de esquina sombra y libro usado,
pueda una flor crecer.

© León de León